
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la brujería. La brujería y sus muchos primos, como la adivinación y la nigromancia, son falsificaciones de la espiritualidad de Satanás. La Biblia condena expresamente todas las formas de brujería. En el último lugar que fui enviada; tuve una experiencia con un grupo que usaba la brujería (además de otras cosas) para atraer a hombres y mujeres extranjeros a tomar sus posesiones y sacar del país a las personas que practicaban la brujería. Agradeciendo al Señor por su guía. Sentí del señor compartir sobre este tema para que más personas puedan aprenderlo y entenderlo, ya que todo lo que pasamos como creyentes se usa para enseñar a otros. Jesus dijo en Juan 10: 10 »Cuando el ladrón llega, se dedica a robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente.
Desde tiempos remotos, la gente ha buscado experiencias sobrenaturales que Dios no aprueba. Las naciones que rodeaban la Tierra Prometida estaban saturadas de tales prácticas, y Dios tenía palabras severas para Su pueblo con respecto a cualquier involucramiento con ellos. Deuteronomio 18: 9–12 dice: “Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, no aprendas a imitar los caminos abominables de las naciones allí. Que nadie sea hallado entre vosotros que sacrifique a su hijo o a su hija en el fuego, que practique adivinación o hechicería, que interprete presagios, que se dedique a hechicería, o que haga hechizos, o que sea médium o espiritista o que consulte a los muertos. Cualquiera que hace estas cosas es abominación al Señor”.
Dios toma la brujería muy en serio. La pena por practicar la brujería bajo la Ley Mosaica era la muerte (Éxodo 22:18; Levítico 20:27). Primera de Crónicas 10:13 nos dice que “Saúl murió por ser infiel al señor; no guardó la palabra del SEÑOR e incluso consultó a un médium para que lo guiara”. En el Nuevo Testamento, “hechicería” se traduce de la palabra griega pharmakeia, de donde obtenemos nuestra palabra farmacia (Gálatas 5:20; Apocalipsis 18:23). La brujería y el espiritismo a menudo involucran el uso ritual de pociones mágicas, objetos y drogas para controlar la mente. El uso de drogas ilícitas puede exponernos a la invasión de espíritus demoníacos. Involucrarse en una práctica o tomar una sustancia para lograr un estado alterado de conciencia es una forma de brujería. Además, los objetos entregados como accesorios, programas de television y hasta muñequitos que dan en la television para niños pueden usarse como una forma de introducir la brujería.
Solo hay dos fuentes de poder espiritual: Dios y Satanás. Satanás tiene solo el poder que Dios le permite tener, pero es considerable (Job 1:12; 2 Corintios 4:4; Apocalipsis 20:2). Buscar la espiritualidad, el conocimiento o el poder aparte de Dios es idolatría, estrechamente relacionada con la brujería. 1 Samuel 15:23 dice: “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como iniquidad e idolatría la obstinación”. La brujería es el reino de Satanás, y sobresale en la falsificación de lo que Dios hace. Cuando Moisés hizo milagros ante Faraón, los magos hicieron las mismas cosas a través del poder demoníaco (Éxodo 8:7). En el corazón de la brujería está el deseo de conocer el futuro y controlar eventos que no son nuestros para controlar. Esas habilidades pertenecen únicamente al Señor. Este deseo tiene sus raíces en la primera tentación de Satanás a Eva: “Podéis ser como Dios” (Génesis 3:5).
Desde el Jardín del Edén, el enfoque principal de Satanás ha sido desviar los corazones humanos de la adoración del Dios verdadero (Génesis 3:1). Atrae a los humanos con sugerencias de poder, autorrealización e iluminación espiritual aparte de la sumisión al Señor Dios. La brujería es simplemente otra rama de esa tentación. Involucrarse en la brujería de cualquier manera es entrar en el reino de Satanás. Los enredos modernos aparentemente “inofensivos” con la brujería pueden incluir horóscopos, tablas Ouija, rituales de meditación oriental y algunos juegos de video y juegos de rol. Cualquier práctica que incursione en una fuente de poder que no sea el Señor Jesucristo es brujería. Apocalipsis 22:15 incluye a las brujas en una lista de aquellos que no heredarán la vida eterna: “Afuera están los perros, los que practican artes mágicas, los fornicarios(personas que tienen constantemente relaciones sexuales fuera del matrimonio), los homicidas, los idólatras y todo aquel que ama y practica la mentira”. También Apocalipsis 21.
No debemos temer el poder de Satanás, pero debemos respetarlo y alejarnos de él. 1 Juan 4:4 dice: “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo”. Satanás puede crear mucho caos, daño y destrucción, incluso en la vida de los creyentes (1 Tesalonicenses 2:18; Job 1:12–18; 1 Corintios 5:5). Sin embargo, si pertenecemos al Señor Jesucristo, no hay poder que finalmente pueda vencernos (Isaías 54:17). Somos vencedores (1 Juan 5:4) al “vestirnos de toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11). Cuando damos nuestra vida a Cristo, debemos arrepentirnos. Este arrepentimiento debe incluir renunciar a cualquier participación en la brujería, siguiendo el ejemplo de los primeros creyentes en Hechos 19:19.
Isaías 8:19 dice: “Cuando alguien os diga que consultéis a médiums y espiritistas, que susurran y murmuran, ¿no debe un pueblo consultar a su Dios? ¿Por qué consultar a los muertos en nombre de los vivos? Cuando seguimos esas palabras hasta su conclusión lógica, también podríamos preguntar: “¿Por qué buscar algún poder aparte de la fuente de todo poder real? ¿Por qué buscar espíritus que no son el Espíritu Santo?” La brujería y sus muchas contrapartes prometen espiritualidad pero solo conducen al vacío y la muerte (Miqueas 5:12; Gálatas 5:19–21). Solo Jesús tiene palabras de vida (Juan 6:68).
Jesús es el camino, la verdad y la vida y el único camino para llegar a Dios. No tomemos atajos hacia Dios/Espíritu Santo, si confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador podemos obtener perdón, sanidad, restauración, propósito, vida eterna, el Espíritu Santo y paz. Pídamosle sabíduria y discernimiento al Espíritu Santo(“La facultad de comprender o saber algo por el poder del Espíritu… y comprende la habilidad de percibir el verdadero carácter de las personas y el origen y significado de las manifestaciones espirituales” por medio del Espíritu Santo).
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